Siempre sois los mismos en los mismos asientos. Levantando la cabeza cada vez que escucháis llegar a alguien sólo para comprobar si es quien calculáis que suele llegar a esas horas. Mirando a todos lados cuando suena un teléfono que ya sabéis por donde ha sonado. Tenéis todos los artefactos inventados para ayudar a estudiar y aún así os salís afuera cada 40 minutos.
A veces la idiosincracia de una nación es perenne. Hay días en que hay poco para ver...
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