martes, 22 de diciembre de 2009

Quién te juzgaría suya

Habíamos estado presentes mientras todos aquellos caballeros se comían la polla los unos a los otros. Yo sólo podía mirarte de reojo y rogarte que me sacarás de allí.

Sabes lo que es ser un hombre para mí. Y yo no iba a quedarme callado mientras todos ponían caras al decirles que era sólo un niño cuando jugué mi último partido de fútbol. Tuve que abrirles los ojos y hacerles ver que un hombre no se dejaba los riñones en un gimnasio lleno de maricones a la hora en que empiezan los partidos de Champions. Ni tampoco entrenamientos bajo cero y calzoncilos empapados cuando los hombre de verdad bebemos cerveza y charlamos en un pub lleno de humo.

No sé si me habrías preferido hombre o quizás trucha, pero yo me tengo que sentir a gusto. Quizás por eso te quiero.

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