martes, 27 de octubre de 2009

In cocaine blues

Hay veces que una frase de una canción o película describe perfectamente algo que sentimos. Esa frase que normalmente nos proporciona ese regocijo de "bien, estoy hecho mierda pero por lo menos tengo una frase de puta madre" y nos hace sentir como el culo. Es muy humano, y más vale que nadie se ría.

Bueno, yo hoy no tengo frase; hoy, esta noche, SOY Johnny Cash. Así que hoy SOY el puto amo. Johnny se recorrió América hasta el culo de anfeta durante toda su juventud. Por no hablar de los años posteriores, cuando lo hizo sin anfeta.

En determinado momento, el bueno de Cash, que siempre estuvo concienciado con la gente que llenaba las cárceles yankis, dio una serie de conciertos en algunas prisiones como Folsom o San Quentin. Los presos fliparon y seguro que la mayoría no se avergonzaría al reconocer en su lecho de muerte que el mejor día de su vida había sido aquel. En la cárcel. Con Johnny y los chicos.

Después en el mundo occidental se cumplió el entrañable objetivo de la "total escolarización" de la población. Así que después de todos esos guateques con Johnny Cash soltando improperios por esa boca desencajada, digno de cualquier país mediocre, analfabeto y segundo-mundista, las actuaciones en las cárceles pasaron a ser cosa de auténticos iconos de la cultura... y también de la cultura popular.

Así, los presos actuales se cascan soberanas pajas a cuenta de Christina Aguilera, Marta Sánchez y demás "de-profesión-cantante", mientras unos pocos honramos la memoria de Johnny Cash de diversas maneras, todas honorables, desinteresadas y totalmente sinceras.

Sé bueno, Johnny.

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