sábado, 24 de octubre de 2009

Sonreías tanto que a mí me dolía la boca.

Así es. No paraste de reírte en toda la noche y yo no tengo años pero sé leer. Y aprendo rápido. Supe que algo iba mal. Y tú seguías haciendo reverencias a toda esa gente importante que pasaba por tu lado y corriendo de puntillas a saludar a alguna de las chicas que tienes por amiga en el Facebook. No sé si de verdad creías que estabas bordándolo o sólo disimulabas.

Y todo por demostrar -o intentarlo- que estás muy bien sola. ¿A quién pretendes engañar? Hasta los más grandes sufrieron por amor y tú no ibas a ser menos. Reconócelo, estás jodida. Te han robado la vida y tienes que aprender a vivir otra vez.

Y yo estoy de tu parte, así que no te pongas a la defensiva conmigo, imbécil.

(no existes)

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