Debía de ser lunes porque en el metro sólo hablaban los chavales que habían experimentado algo nuevo durante el fin de semana. El resto sólo estaba. Y por supuesto escuchaban la historia de cómo el vagabundo se quitó la camisa y se lanzó semi-desnudo a la fuente de Plaza Moyúa mientras ellos huían histéricamente por si venía la policía. Y después se fumaron un porro.
Yo tenía la cabeza mas despejada que el resto y contaba con que era martes, mi semana lectiva duraba sólo 3 días y que las cosas estaban en ese adorable momento en el que ni caminas sobre el cielo ni te claman los demonios.
Subí las escaleras detrás de la amiga de una amiga común que sentía en su culo mi mirada. El intercambio satisfacía a ambas partes así que bendije lo que yo acabo de denominar "capitalismo cotidiano".
Paso de cebra, paseíto hasta abajo y el adorable instante sufre lo que algunas chicas de mi vida han conocido cariñosamente como "repentinos-cambios-de-humor".
Detesto mi vida, estoy harto de mucha gente y me faltan algunas cosas.
Sin embargo, y no deja de ser curioso, no estoy deprimido.
Aterrizaje forzoso
Hace 3 años
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