lunes, 21 de septiembre de 2009

Mi perro también puede ladrar

Entraste apuntando a todos con tu secador,
gritándoles que se tiraran al suelo
y que soltaran todos los peines.

Cortaste el agua de los grifos,
dejando a todos con el jabón metido en los ojos
y pegando alaridos.

Quemaste la agenda con las citas de toda la semana
y quitaste ese programa de tarde en la televisión.

Y entonces,
justo cuando parecía que controlabas la situación,
alguien te atacó con la cuchilla de afeitar
y caíste.

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