lunes, 12 de abril de 2010

Rambla abajo

Hay domingos que existen. Los señores llevan a sus mujeres del brazo a la salida de la iglesia o el campo de fútbol. Van a un café de los de antes, como en el Bilbao de nuestros abuelos. En la calle el tiempo acompaña y los problemas, que compartidos son menos problemas, pasan a un segundo plano. Mañana solo será un día que no recordaremos la semana que viene.

Ahora sé que simplemente hacía falta una mujer para sentirse parte de todo esto.

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