Para ser 1995 no iban tan rematadamente mal vestidos. Habían pasado los últimos dos meses bebiendo vodka con zumo de limón natural. Eso era todo lo que compraban: vodka y limones. Ocasionalmente se dejaban invitar a comer por alguien con quien trababan amistad pero la mayoría de veces engullían los bocadillos de fiambre que sobraban al final del día en el bar donde bajaban a comprar tabaco.
Durante el tiempo en que habían convivido habían sido de todo: delincuentes, amantes, buenos, malos, amigos, hermanos... Los recuerdos eran interminables. La vez que robaron chocolatinas para toda la semana en una gasolinera a medianoche o los intentos fallidos de suicidio asistido serían seguro cosas que difícilmente olvidarían.
Sin embargo, tenían que separar sus caminos. Los dos sabían que cuando el vodka grita es momento de volver a casa a una vida corriente por un tiempo y descansar.
Así que allí, en el lugar donde creían haberse encontrado la primera vez, se despidieron dándose un abrazo e intercambiándose sus camisetas como hacían los futbolistas.
-Nos volveremos a ver en el futuro. En alguna red social.
-Claro. Cuídate mucho
Aterrizaje forzoso
Hace 3 años
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